martes, 5 de julio de 2011

SÉ LO QUE ERES


Sé lo que eres, nos dice. No sigas a otros. Si practicas la honestidad de mente, la sinceridad de espíritu y el desapego, conocerás tu Ser, me conocerás, conocerás al Señor. Si sigues a otros en vez de ser tú mismo, perderás tu brillo y no podrás reflejar la luz de la individualidad. Sin esa luz, no puede haber progreso alguno en la vida.
Seguir a otro significa copiar, imitar o identificarse con otro, olvidando tu Ser real. Como ejemplo, considera las estrellas famosas del espectáculo. Muchos fans tratan de vestirse y de comportarse como ellas, pero esto no conduce a la felicidad o a la satisfacción.
La tarea del Maestro es la de despertar el Ser interior. Cuando tú, a tu vez, conoces tu Ser, puedes despertar a los demás. Despertar a otro, sin embargo, no significa arrojar tu sombra sobre él. Cuando el Ser despierta, esto es seguido por el desarrollo, como algo natural; la persona cumple su propio destino y disfruta de las bendiciones del Señor. El ritmo de desarrollo de cada persona puede así ser respetado: "Deja que el pagano crea en la piedra, porque sin el Señor no habría piedra". Lo que importa es la relación correcta del Ser con la mente, el espíritu y el cuerpo.
No cedas a los demás tu respeto a vos mismo, tu dignidad. En el momento en que te sometes a otro, te convertís en “zombi”. No permitas que te posea ni una sombra siquiera. Maitreya ilustra Su idea con el siguiente ejemplo: Si la personalidad de un hombre iluminado se sobreimpone a un niño que no está todavía preparado, ¿qué sucederá? Que la personalidad de ese niño se extingue. El niño se vuelve como carbón. Aplica esto a muchos políticos y a sus hijos. Estos no pueden progresar. No tienen sentido de la libertad, y son incapaces de expresarse a sí mismos. Por consiguiente, no permitas a nadie que proyecte su sombra sobre vos. Un Maestro da experiencias, pero no proyecta su sombra.
Permanece con la mente abierta, dice Maitreya. Disfruta de la vida. Cuando disfrutas de la vida estás sentado en la playa mirando al vasto océano. En ese momento experimentas serenidad, tranquilidad, desapego interior. En ese momento no piensas en tu cuenta bancaria. Nadie te adoctrina en ese momento. El don de la vida florece adentro tuyo. Experimenta esto, y realizarás que eres una persona única. Eres único en esta creación.
Hagas lo que hagas en la vida, enseña Maitreya, practica el desapego y alcanzarás el equilibrio. Experimentarás las fuerzas de la vida pasando a través de tu mente, espíritu y cuerpo, y sin embargo no serás poseído por ellas. Cuando hagas esto, el Tercer Ojo se abrirá, y podrás sentir lo que está sucediendo a tu alrededor, y prever los acontecimientos. Es el destino y evolución de todos y cada uno alcanzar este estado.
El desapego es el proceso por medio del cual el hombre deja de identificarse con el aspecto material (el cuerpo), con el aspecto del pensamiento (la mente), y con el aspecto de la energía o poder (el espíritu), y así llega a conocer a ser su Ser real.
Ese Ser es infinito. La consciencia despierta es infinita. Mente, espíritu y cuerpo, sin embargo, tienen un principio y un final. Las leyes de la creación están en la mente; la energía universal está en el espíritu; y el foro para la materialización de la creación es el cuerpo físico. Con el desapego, el Ser experimenta los fenómenos de la mente, el espíritu y el cuerpo, pero no se apega a los poderes milagrosos de que son capaces estos tres vehículos, mente, espíritu y cuerpo.
En efecto, cuando el Ser observa los poderes de Dios es el desapego lo que salva al Ser del encarcelamiento en las ataduras de la vida.
Sin embargo, si no te conoces a ti mismo como el Ser, puedes apegarte al cuerpo, la mente y el espíritu. Si estás apegado al cuerpo, encontrarás que no hay término final para los deseos materiales y las gratificaciones sensuales. La codicia crece, la búsqueda continua, y la satisfacción siempre te esquiva. Cuando estás desapegado, el Ser experimenta estos poderes y permite el cumplimiento del propósito divino. Poseer no sólo es usar mal, sino también dirigir mal e interferir.
Por ejemplo, los verdaderos sanadores espirituales permiten que el Señor opere a través suyo, pero permanecen desapegados, tanto de la causa (la voluntad del Señor) como del efecto (la curación de un individuo concreto). Es por esto que es importante permanecer desapegado tanto del éxito como del fracaso. Algunos individuos son curados; otros no lo son. Si no reclamas nada para ti, el orgullo no puede florecer, y todo es dirigido de acuerdo con la ley espiritual. No curas tú; cura el Señor. El Ser sabe esto. Practica con desapego, y déjale el resultado al Señor.
Aprender el desapego es un arte. Con él, el científico aprenderá las leyes de la física y de la química (las leyes de la creación) y las aplicará, creando cosas que constituyen la obra de Dios. El artista, con desapego, será capaz de describir a Dios a través de sus propias experiencias. Somos todos observadores en esta vasta creación. Si la observamos con un fuerte sentido de desapego, encontraremos en ella belleza, equilibrio y armonía.
Ser sincero, honesto y desapegado, es experimentar la unidad con Dios. Pero muy a menudo, esta unidad es interpretada por la gente como soledad, y como algo a temer. Y sin embargo, el sentimiento de soledad es la bendición suprema disfrazada, dice Maitreya, porque muestra que una persona está aproximándose a la unidad con el Señor.
El desapego es la “droga” más poderosa. Se vuelve tan efectiva que inmuniza al Ser de los procesos de mente, espíritu y cuerpo. Sin desapego no hay salvación.
Incluso un ladrón puede experimentar la consciencia despierta que acompaña al desapego. Si un ladrón se aproxima a ti, dice Maitreya, no le sermonees; no servirá de nada. Enséñale a ser honesto en lo que está haciendo. El ladrón adquirirá gradualmente el desapego. El desapego posibilita que los misterios de la vida devengan más claros, y el ladrón, con el desapego, finalmente realizará que la mente está reaccionando a una particular formación mental.


Maitreya

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